Chasque Nº 57 -No perdernos entre tanto humo.

8/01/2021
Comenzó el 2021 y arrancó el verano en Uruguay con altos índices de contagios y fallecimientos por el Covid-19. Aparentemente las medidas establecidas por el Ejecutivo y dadas a conocer el 16 de diciembre no han tenido influencia en el curso de la pandemia, pero si en la supresión del derecho a reunión establecido por el artículo 38 de la Constitución. Para complementar el cuadro el gobierno dio a conocer un nuevo aumento de las tarifas públicas, siendo Antel – Internet con el mayor incremento, justo el medio que hoy más se necesita y se utiliza. Paralelamente se confirmó la caída del salario público, de las jubilaciones y pasividades, sumándose el cierre de pequeñas y medianas empresas, el despido de trabajadores y niveles de desocupación importantes son algunos aspectos que describen el brutal ajuste sobre los trabajadores por parte de este gobierno representante de la oligarquía y del capital financiero. Ellos lo presentan como consecuencia inevitable de la pandemia y no fruto de una política de clase de cómo abordar la realidad donde paga el pueblo y se salva el “malla oro”.

Pero el 2021 no comenzó igual para todos. En el país vecino destacamos el triunfo de la ley que legaliza el aborto en Argentina. Es un triunfo no solo para ellas, sino para todas las mujeres del mundo. Hoy podrán decidir sobre sus cuerpos y son por lo tanto más libres, aportando un gran triunfo sobre la cultura del patriarcado sostenido y creado por el capitalismo. La enseñanza que nos deja es que la lucha, la persistencia en ella y la unidad, es determinante para conquistar los cambios en la sociedad.

Si el 2020 ha sido un año raro y difícil, el 2021 a seis días de su comienzo y fecha de los reyes magos, vemos la noticia del asalto al Capitolio por parte de los seguidores de Trump como último recurso para impedir la certificación de Biden como futuro presidente de los EEUU. Este hecho es el resultado de una larga prédica por parte de Trump. Durante todo su período de gobierno se dedicó a construir un discurso de odio y de confrontación hacia organismos internacionales, hacia China y una larga lista de enemigos como forma de instalar un nuevo relato ultra nacionalista que justificara un nuevo amanecer de EEUU basado en el concepto, “Primero EEUU”. Este discurso “anti-sistema”, contra las élites de Wall Street y el statu quo dio alas a sectores fascistas, racistas, homofóbicos que hoy culminaron asaltando el Capitolio en un intento de evitar la confirmación de Biden. Esto que aparece como algo anecdotico y distópico cobró expresión máxima en Alemania permitiendo el asenso de Hitler. Al escribir Marx su “18 brumario” comienza con la frase «La historia ocurre dos veces: la primera vez como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa».​
Sin hacer una comparación burda, algo similar sucede con los voceros y líderes principales de Cabildo Abierto cuando su máximo exponente (Manini Ríos) señala al Frente Amplio como responsable de los contagios y otros males. Si hay algo en el discurso fascista es la mentira y la calumnia unido a un falso nacionalismo y contenido populachero capaz de explotar falsas creencias, miedos y prejuicios, así como resentimientos existentes en la sociedad. El método se llama “disrupción”, es decir, desarticular lo que hasta ese momento se creía o pensaba para sustituirlo por nuevos puntos de vistas sobre “X” tema.
En definitiva, donde se da la batalla es en el terreno subjetivo, es allí donde debemos actuar para construir la idea y convencer que el verdadero cambio pasa por erradicar el capitalismo.

Los Reyes Magos quedaron esperando la vacuna para Uruguay
Todos expectantes ante los anuncios del gobierno luego de un largo silencio y ausencia frente a los micrófonos, algo tan natural en ellos. Hasta los Reyes Magos
estaban esperando las palabras del Secretario de la Presidencia y del Ministro de Salud. Con un largo preámbulo todos esperábamos el remate, …y nada. No pasó nada y así nos fuimos a dormir para esperar a los Reyes Magos sin esperanza de que Uruguay obtuviera la vacuna y comenzara en unos días la campaña de inmunización.
Podemos decir que el virus se les fue de las manos. Ya no existe posibilidad de controlarlo si no es aplicando medidas extremas. Hoy existe circulación comunitaria del Covid-19 y es imposible hacer seguimientos y aislar. Paralelamente a esta situación un conjunto de vacunas se han ido autorizando por los organismos internacionales competentes. Vimos como muchos países comenzaban a vacunar. En Uruguay lo único que se escuchaba era el aumento en los contagios y un silencio sepulcral de las autoridades sobre las vacunas, inclusive ante la oferta Argentina de ayudarnos a los contactos con los laboratorios para adquirir alguna de ellas. Nada de nada, silencio total, mientras los informativos y las redes se llenaban de comentarios sobre nuestro presidente haciendo surf o atascado con su camioneta en la arena y su saludo de fin de año a quienes la están pasando mal o el arbolito de navidad en Suarez, hecho por Loli.
El 6 de enero los uruguayos dijeron, ¡por fin!, ahora si vamos a tener la información posta, de primera mano en la conferencia que dará el presidente.
Más de lo mismo y un gran secretismo. Sin embargo alcanzó para atacar al FA al decir que “hace muchos años” que no hay “un gobierno que hable de todo, mucho y frontalmente”.
La industria del medicamento es conocida por el nombre de “la mafia blanca”.
Es uno de los sectores más poderosos del mundo junto con la industria armamentista. Hoy están de zafra, levantando tonelada de dinero de los pueblos del mundo que ofertan por la vacuna que ponga punto final a esta pandemia.
A nuestro presidente se le ocurrió en este caso y en este contexto tan competitivo no ir con la mochila a buscar las vacunas, por el contrario “colarnos entre los grandes”, algo así como la técnica de la “viveza criolla”.
Puras excusas. Lo concreto es que Uruguay a la fecha no tiene la vacuna.

¿Vamos por el camino correcto?
Ya entrado el 2021 avanzamos hacia lo que será el congreso del FA en marzo condimentado con la juntada de firma para derogar 135 artículos de la LUC.
No vamos a escribir sobre como el FA se paró frente a esta Ley porque entendemos que ya se jugó lo que importaba y eso hoy nos lleva al resultado de “convocar a la ciudadanía a firmar para derogar 135 artículos de la LUC”. Honestamente un
entuerto difícil de explicar al ciudadano no informado o que no tiene una posición a priori contraria a este gobierno, es decir, salvo aquellos que independientemente de cien o cinco artículos van a firmar porque se encuentran en la vereda de enfrente del “gobierno multicolor”, el resto para convencerlos, se tendrá que trabajar mucho para explicar cuales son los 135 artículos y porqué hay que derogarlos.

Es evidente que con este nivel de movilización y estado de ánimo se hace cuesta arriba obtener las firmas y no vemos un trabajo potente en comunicación para ayudar a impulsar la firma. No alcanza con decir “NO A LA LUC”. La gente no sabe, desconoce lo que incluye la ley. La gran mayoría no relaciona la LUC con su vida cotidiana. En la medida que no hubo una confrontación a un nivel superior, donde se recluyó la discusión principalmente a nivel parlamentario y no implicó al conjunto de la sociedad, tiene como correlato un bajo interés en la sociedad, dificultando a la hora de pedir la firma. Es clave retomar el timón y definir una línea de trabajo que ayude a reordenar las fuerzas y darle una orientación concreta. No podemos hacer un cálculo mecánico sobre los votos al FA y señalar que las firmas están. Hay que trabajar y mucho. Nuestros parlamentarios deben salir a juntar firmas, a recorrer el país para explicar y convencer. Tienen la obligación de hacerlo y no hay excusas.

Hablando de autocrítica
En una entrevista realizada en el programa radial “en perspectiva” Astori ha volcado un conjunto de opiniones referidas al proceso de autocrítica que debe realizar el FA hacia el congreso. En realidad vemos que sus opiniones están enfocadas a que no escuchamos a aquellos que piensan diferentes a nosotros.
«Me gustaría destacar que la renovación no es sustitución de unos dirigentes por otros, la renovación tiene que ser ideológica, de las maneras de hacer política que ha tenido el FA hasta ahora, sobre todo en los últimos tiempos».

«Una de las bases fundamentales del proceso autocrítico que tiene que llevar adelante el FA es que en los últimos tiempos y mientras avanzaban los tres períodos de gobierno, actuamos básicamente sin tener en cuenta o teniendo poco en cuenta a los que piensan distinto».

«No les hemos hecho lugar en la elaboración de reformas estructurales, en la propuesta de rumbos de política hacia el futuro».
«Por ejemplo, quienes hoy están en el gobierno, durante nuestros gobiernos hicieron propuestas que muchas veces ni siquiera tuvimos en cuenta, no debimos haber gobernado ignorando totalmente a los demás sin preguntarnos cómo piensa el que piensa diferente».

«No supimos encarar la realidad agropecuaria de manera que nos hubiera vinculado de una mejor forma, políticamente, con todo lo que es la realidad agropecuaria del país».
«Había una realidad que estábamos atendiendo mal y nos trajo resultados políticos que después tuvieron un saldo negativo con la pérdida del gobierno y el avance fundamental de los partidos fundacionales y en particular el Partido Nacional».

«Tenemos que hacer el esfuerzo autocrítico que nos lleve a adoptar una postura, no diría de acuerdo ni mucho menos con quienes tienen una visión distinta, sino de una relación más constructiva desde el punto de vista político»

«Así como yo digo que no supimos darle cabida a quien piensa distinto a nivel nacional, tengo que decir que dentro del FA muchas veces no se da cabida a posiciones diferentes, confundiendo unanimidad con unidad».

«La unidad no es la unanimidad de opinión en un colectivo político como el FA y por otro lado, la diferencia de opiniones no es necesariamente indisciplina. El FA va a tener que acostumbrarse a tener en cuenta las diferencias de opinión».

«Vamos a tener que acostumbrarnos a respetar opiniones distintas, a tenerlas en cuenta, a no cerrarles la puerta y a beneficiarnos de los aportes que pueden hacer».
«Tolerar una opinión distinta, en la acción política, trabaja mejor por la unidad, que la unanimidad forzada».

Más que una autocrítica parece que debemos pedir disculpas a quienes fueron oposición bajo los gobiernos del FA. No le dimos lugar a participar de las reformas estructurales… Da la idea de cierta inocencia, pero en realidad es una postura ideológica basada en que es posible la construcción de un “capitalismo social”, hoy refrescado por el economista de moda del capital, Thomas Piketty.

Las clases sociales y la lucha de clases desaparecieron para algunos compañeros ya que lo expresado muestra que el problema radica en el tamaño de las orejas para escuchar. Existe un esfuerzo (desde hace mucho y siempre ha fracasado) de conciliar el trabajo con el capital, con la versión de los dos capitalismo, el bueno (que produce y distribuye ) y otro malo (financiero y especulativo), y que en realidad lo que falla es la moral de algunos empresarios que producto de la avaricia lo único que le importa es acumular. Esta explicación del “desvío moral o ético de los valores cristianos ” pretende ocultar el carácter inherente al sistema capitalista cuya realización se expresa en la explotación del dueño de los medios de producción sobre la fuerza de trabajo y la apropiación del plusvalor creado por los trabajadores.

Sin embargo, si debemos ser autocrítico con algo es el hecho de no trabajar políticamente en el ceno del pueblo para desarrollar el aspecto subjetivo, es decir su conciencia, el no haber dado “participación al pueblo” por temor a las consecuencias de “un pueblo movilizado” en la construcción de su propio destino. Si hay algo que nos caracterizó fue el miedo al pueblo organizado, miedo a la voluntad popular, miedo a poner en manos del soberano – al decir de Artigas – el destino de la patria.
Se trataba de liberar las fuerzas creadoras del pueblo y no contenerlas, aplacarlas y civilizarlas haciéndolas funcional a un sistema que históricamente a fracasado.

Esa es la única verdad que Astori debería señalar.

Otro aspecto que se relaciona es intentar demostrar que el FA “es lo que queda del batllismo, en él se guarda lo mejor del batllismo”, en una palabra, “el FA es batllista”… Es real que existen corrientes del pensamiento batllista que en su momento se desprendieron del Partido Colorado y evolucionaron hacia posiciones avanzadas, anti-imperialistas – Alba Roballo y Zelmar Michelini- participando junto a marxistas y cristianos y corrientes nacionalistas. En realidad se busca introducir la idea de que el FA no nació para impulsar cambios radicales superadores al “nacional reformismo” de una burguesía nacional industrial de fines del siglo XIX y principio del XX. Este intento de vaciar de contenido revolucionario al FA y absorberlo al statu quo de la democracia liberal se da de la mano con el fallecimiento de Tabaré y las múltiples semblanzas sobre su figura “conciliadora” por parte de los medios oficiales.

Es así que la derecha busca imponer un relato-visión ideológica-cultural que demuestre lo inútil que es transitar en lo social un camino “radical y revolucionario”. El único camino posible es el de la conciliación de clases y la alternancia en el marco de una democracia liberal y republicana. En definitiva, al decir de Sanguinetti, “Uruguay es socialdemócrata”. Pero no es la génesis del FA y a pesar del tiempo, se mantienen las grandes contradicciones de la sociedad uruguaya. Estas siguen presentes y se han agudizado. Al decir de Seregni:

“nuestro Frente se propone no sólo el cambio profundo de las estructuras, sino la sustitución de las clases en el poder. Desplazar del poder a la oligarquía y llevar al pueblo a gobernar.»

Por lo tanto el FA no nació para administrar el capitalismo, por el contrario su historia de lucha a sido impulsar transformaciones que generen las condiciones para superar el sistema capitalista.

El FA debe mantener su espíritu revolucionario en el sentido de lo nuevo, lo diferente que promueve e impulsa un cambio real de paradigma. Es lo que se viene. Si no estamos a la altura de lo que surgirá de esta pandemia, del futuro inmediato, entonces probablemente perdamos las posibilidades históricas de provocar y alumbrar una nueva sociedad.

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